Estrés en gatos durante la cuarentena
- Valentina
- 15 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Los gatos son unos animales de costumbres que, en general, se muestran muy sensibles a los cambios en su entorno, incluso aquellos que a nosotros nos resultan imperceptibles. Como es inevitable, el confinamiento va a alterar esta rutina, ya que provoca que el tiempo de compañía y la interacción entre gatos y cuidadores se vea incrementada, lo que no siempre es bien tolerado por los felinos, sobre todo si en el hogar hay niños menos respetuosos con sus límites. Más interacciones suponen más posibilidades de conflictos.
Además, gatos acostumbrados a tener acceso al exterior pueden ver cercenada esta libertad, con consecuencias en su comportamiento en casa. Otro aspecto a considerar es que los cuidadores que se ven confinados suelen estar más pendientes del gato como forma de mantenerse ocupados. Por ello es normal que se incremente la búsqueda de interacción con él, que se lo manipule más, se le ofrezca comida con mayor frecuencia, se le anime a jugar, etc.
Qué olor NO usar con gatos
En este período de pandemia, hay que tener en cuenta un olor que se está haciendo habitual en estos días. Es el de la lejía, que se utiliza para desinfectar. Conviene saber que algunos gatos rechazan este olor, con lo que, para evitar que se estresen, sería conveniente limitar su uso o buscar un sustituto. En cambio, para otros gatos el olor de la lejía resulta muy atractivo y orinan sobre la superficie en la que lo detectan.
Bueno esto fue todo por hoy, déjenme en los comentarios si quieren ver más sobre los gatos,
y no olviden compartir si les gusto esta entrada.
¿Cómo dar un masaje a un gato?
Si estás interesado en cómo relajar a tu gato, puedes empezar por estimular el sentido del tacto. Para ello, nada mejor que un masaje, que aporta beneficios tanto a quien lo da como a quien lo recibe. Eso sí, siempre debemos realizarlo cuando el gato esté receptivo. Forzarlo sería totalmente contraproducente.
Los masajes relajantes para gatos tienen que incidir en las zonas en las que él mismo busca nuestro contacto. Si nos fijamos, el gato se nos restriega con:
La cabeza.
Las mejillas.
El cuello.
El lomo.
La cola.

Esa será la secuencia a seguir en el masaje, siempre iniciándose en el momento oportuno en el que ambos estemos tranquilos. Para el masaje podemos utilizar los dedos extendidos y ejercer con las yemas una suave presión, siempre con movimientos delicados, que pueden ser circulares. Debemos saber que por la zona de las mejillas los gatos liberan unas feromonas tranquilizadoras, con lo que, además del sentido del tacto, estimulamos el del olfato.
Además de las mejillas, en la cabeza hay otros dos puntos sensibles que son detrás de las orejas y el mentón. Podemos descender por el cuello, el lomo y la cola con la mano extendida, dando varias pasadas. Con ambas manos, este mismo movimiento puede repetirse por los laterales, sin descender hacia el abdomen, ya que es una zona en la que muchos gatos no admiten contactos. La duración del masaje no excederá de los 5-10 minutos, aunque el gato puede interrumpirlo cuando considere.
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